Vivimos en un mundo mejor. Ahora no hace falta avocarnos en las tinieblas de la incertidumbre por el saber. La información nos está siendo suministrada de modo correcto y por ello no hace falta tener el más mínimo miedo o duda acerca de la vida o el mundo.
Los medios de comunicación, por medio de sus contenidos, ya sean telenovelas, seriados, películas o noticieros, el mundo ha ido encogiéndose no solo en tamaño sino en misterios. Ahora todo está felizmente resuelto, y las únicas dudas que nos llegan son acerca de las elecciones que día a día debemos tomar: colectivo o taxi, canal ‘z’ o ‘x’, bebida ‘u’ o ‘j’. Por suerte el progreso y desarrollo tecnológico han permitido una existencia más feliz y segura. No hace falta leer entre líneas las obras de teatro, cine, o literatura, pues quien mejor que el dios televisión y sus servidores para que en un abrir y cerrar de ojos, se nos informe acerca de las temáticas, problemáticas y mensajes que las diversas obras plantean.
Las películas tratan fácilmente las problemáticas del hombre moderno: un hombre que salva a la humanidad, un arma atómica que determina la libertad de unos pueblos, un dinero que construye el reino de la seguridad y alegría. ¿Para qué sumergirnos en exploraciones sin sentido?, en dudas inquietantes?, en espacios en blanco?
El asombro y la reflexión, deben evitarse a toda costa, con el fin de cerrar el espacio al miedo, al error, la incertidumbre, la duda, la necesidad, la variedad. Es justo y necesario después de tantos siglos de lucha, descansar y ser felices.
“El hombre moderno deja al arte de lado, por un caramelo; prefiere saber y no entender. Siglos de arte aplastados por la cultura masiva.”
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