Radio Bazurto!


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lunes, 14 de junio de 2010

“Yo conozco un amigo que…” (borges)

“Yo conozco un amigo que…”

Aquella historia, donde el relato se construye a través de una primera persona: entre él (Borges) y el inglés. Se erige en analepsis la narración del inglés con su historia sobre él y “Vincent Moon”, contándole a él, Borges, sobre el origen de su cicatriz en un estilo indirecto. Al final retorna el inglés de vuelta al presente de la historia a través del estilo directo y libre, mientras conversa con Borges.

El discurso al terminar de ser leído se entiende, -luego de un par de lecturas como me pasó a mí- que existen dos historias que luego se entrecruzan. La primera es aquella en que el inglés relata su paso por la revolución. En esa medida emerge John Vincent Moon, que luego de toda la descripción como personaje y reconstrucción de los hechos, da el cierre definitivo cuando muestra su cicatriz y replica diciendo “Yo he denunciado al hombre que me amparó: yo soy Vincent Moon…” En esta medida se termina de construir ‘de modo visible’ la otra historia, haciéndonos entender toda la maniobra narrativa que se devela en el final, momento en el que ambas historias se cruzan. Allí creo esta puesto el foco o está la focalización discursiva del relato.

Como lo expresa Piglia, “La variante fundamental que introdujo Borges en la historia del cuento consistió en hacer de la construcción cifrada de la historia 2 el tema del relato.”

Una cicatriz y un nombre. Una misma persona. Que en su momento fueron dos.

Me evoca a paja, corral, lámparas de petróleo, caballos, un principio de siglo que habla de otro siglo previo y en el que dos hombres, hacen de un momento y una pregunta todo el argumento necesario para que esta historia suceda. Y pensar ¿cuántos nazis no están regados por el mundo y llegan a ser incluso hasta nuestros padres, o abuelos? Se demuestra como es el funcionamiento de la historia: “la función debe continuar”. Nada para todo sigue y continúa en su transformación y cambio. Ayer eran grandes héroes, hoy victimarios juzgados por lo que se los condecoró.

“Yo conozco un amigo que se mete los dedos a la nariz, que se muerde las uñas, se acuesta con su hermana, yo conozco un amigo que…”

¿Cuánto pide por el tocadiscos? (carver)

Un mundo enigmático, absorbente. De principio a fin uno está expectante de que puede llegar a ser cada suceso, cada acción. Detalles mínimos que dan paso a imágenes completas, construyen esta realidad en la que todo puede sugerir, más no concluir.

Narración de estilo directo, que se va produciendo en tiempo presente. Se construye de tal modo la causalidad –propia de la obra - y tiene toda validez verosímil, en tanto que podía llegar a ser posible. Esto también gracias, a que por lo omitido, o más bien lo sugerido del texto, crea espacios que el lector ha de llenar para que sea completado. Esto es básicamente lo que expresa Piglia sobre que el relato no se cierra, no hay una resolución final, como en el cuento clásico. Más si sugiere deja puertas abiertas, no concluye. En esta medida el lector (en este caso yo) creo tener las competencias narrativas que me permiten hacer de este texto una lectura posible comprensión.

Esta podía bien ser pura ficción, pero por el modo como lo abordan los personajes, se puede constituir el pacto narrativo entre el enunciador y el enunciatario, y corresponder así más a un mundo real, plausible.

Aquí hallar la peripecia, como el cambio brusco que evoca Aristóteles, podría ser un poco más complicado, puesto que no es como en Edipo rey, al matar a su padre y acostarse con su madre, sino que acá todo tiene un ritmo natural, casi cercano al cotidiano donde pareciera no suceder nada que irrumpe, sino que cada situación permite un paso a la siguiente sin sobresaltos. Lo que sí es que puede uno llegar a encontrar al finalizar la lectura la peripecia, más bien entendida como aquel momento de no retorno quela pareja pudo haber evitado.

Y la focalización que hace el autor respecto a la historia, creo, hace parte de esta construcción sugeridora que no concluye y que más bien permite esa tarea al lector de posible cierre, con lo cual la sensación se hace mucho más intensa, en tanto que hay una situación con varios elementos los cuales parecen conducir a algo, pero por el mismo método alusivo produce un extrañamiento basado en la intriga que no concluye.

Al final de esta historia entre la ambigüedad, entre lo posible o ficcional, casi onírico, y entre lo causal buscado y lo causal accidental, esta historia conduce al lector a superarse, tal vez para permitirle llegar a entender que no todo está dicho, que la vida se puede condensar en tres páginas, y que el amor a veces supera el deseo, sobre todo cuando ese deseo no está expuesto, sino que subyace a la vista de todos. Pero donde todo puede apuntar a ser algo, o no.

viernes, 11 de junio de 2010

sal pa tí, sal pa mí.

Sabe a sal, mientras el agua golpea contra el cuerpo. El sopor húmedo mezclado con hedor humano y alcohol atraviesan la acción dramática de este cuento corto contado en primera persona en donde el relato va poco a poco construyendo a los personajes, tanto como la historia misma.

Lleva un orden cronológico en tiempo presente, hasta cuando hay un salto de una hora u hora y media, que es cuando se termina de continuar el relato.

Una hisotria sencilla. Transitada en el relato en primera persona, en diálogos, y pequeñas colaciones de un tiempo anterior. Así narra una historia 1 e hisotria 2 juntas, o sea una que se bambolea de modo secreto y que aparentemente pareciera no suceder nada, al final no hay resolución concreta. Más si sugiere algo. Entonces es allí donde el aparente no pasa nada, termina por mostrar atisbos de algo que siempre estuvo.

Es a través de toda la historia, de ese mundo cotidiano, en donde se expone el mundo y a la vez lo particular de un marinero joven y a la par la humanidad es expresada como es.

Un joven marinero, su padre, una pareja de evangélicos, un inglés y dinero. Todo sobre el mismo barco. Todo bajo la misma lluvia y sobre el mismo mar. Y donde una rata permite un respiro mundano y nervioso, contrapuesto a la escena del camarote.

Puedo elegir el final, tal vez tirarme de ingenuo, de delicioso depravado o cómo la carne, término medio. Esa escena del camarote de luna de miel, es la arista de esta historia. Un rico espacio para el juego, de un juego de tres personas y dos ojos.

Piglia, pigliaaaaaa!!!!!!

¡Me mató! No podía dejar de leer ese cuento, o micro cuento, tanto así que supe que era un micro cuento porque lo busqué por internet. “un hombre, en Montecarlo, va la casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida.” Me retorcí al querer saber por qué. Aún me lo pregunto y pienso que de allí podrían salir muchas, muchísimas historias. Chejov, maestro. – tal vez en cien o doscientos años, los hombres puedan vivir cómodamente, ser felices y plenos, resolver todos, todos sus problemas e inquietudes.- Cien años después…

El cuento, genero de la narrativa humana. La intriga como motor del relato, de lo no dicho, portal capaz de producir en el lector las mil y una posibles rutas o resoluciones. Elemento maravilloso a través del cual se constituye la historia, permitiéndose ser el conductor de aquel lector presa de su encanto mas bien, de la curiosidad humana, o dicho de otro modo más vulgar: las ganas de saciar la sed de chisme, de saber todo.


En ese proceso y difiriendo de cada autor, constitutivamente hay dos historias. La historia 1 y la historia 2. Según Quiroga o Poe la primera está en primer plano la segunda está entre los intersticios de la primera, siendo esta un secreto y de modo fragmentario, el cual se devela al final, como aquel regalo sorpresa, de concurso bizarro sabatino, que termina sorprendiéndonos.

Otro en cambio, Kafka, invierte la receta, produciendo otro efecto y construyendo otra materialidad, estableciendo así en su historia 2 de modo sencillo y claramente, mientras discretamente va ocupándose de la historia 1, produciéndose algo “enigmático y oscuro” (Piglia)


Mientras en el cuento moderno como Chejov, K. Mansfield, Sherwood Anderson y J. Joice deja de lado el final sorpresa, trabajando en tensión las dos historias, sin resolverlas. Las cuenta a ambas como si fueran una sola. Así se contaría de otro modo la historia secreta, de un modo más alusivo, con lo no dicho; lo sugiere.

Esto está muy bueno, me hace pensar en teatro. Teatro escrito, cómo todo está dicho, pero a la vez nada. Como la historia se cuenta a través de personajes, mientras todo se da vuelta, o se retuerce y todo se resuelve o sigue como siempre.


Siempre hay tanto para decir, pero tan pocos para oír. Todos queremos ser escuchados, pero nadie quiere escuchar. (Acá, ya hay historia 1 e historia 2). Mientras leo la tesis sobre el cuento, me imagino si pusiéramos como juego literario a todos estos escritores, y les diéramos una consigna, (así como Claudia y los chicos en la clase de taller a nosotros) que sea igual: escribir la misma historia. Ahí creo podríamos corroborar o no la tesis sobre el cuento.

Al final sigo pensando en aquel casino, en la cuerda apretujada en el cuello, y la piel de un lado más colorada que del otro.