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lunes, 14 de junio de 2010

¿Cuánto pide por el tocadiscos? (carver)

Un mundo enigmático, absorbente. De principio a fin uno está expectante de que puede llegar a ser cada suceso, cada acción. Detalles mínimos que dan paso a imágenes completas, construyen esta realidad en la que todo puede sugerir, más no concluir.

Narración de estilo directo, que se va produciendo en tiempo presente. Se construye de tal modo la causalidad –propia de la obra - y tiene toda validez verosímil, en tanto que podía llegar a ser posible. Esto también gracias, a que por lo omitido, o más bien lo sugerido del texto, crea espacios que el lector ha de llenar para que sea completado. Esto es básicamente lo que expresa Piglia sobre que el relato no se cierra, no hay una resolución final, como en el cuento clásico. Más si sugiere deja puertas abiertas, no concluye. En esta medida el lector (en este caso yo) creo tener las competencias narrativas que me permiten hacer de este texto una lectura posible comprensión.

Esta podía bien ser pura ficción, pero por el modo como lo abordan los personajes, se puede constituir el pacto narrativo entre el enunciador y el enunciatario, y corresponder así más a un mundo real, plausible.

Aquí hallar la peripecia, como el cambio brusco que evoca Aristóteles, podría ser un poco más complicado, puesto que no es como en Edipo rey, al matar a su padre y acostarse con su madre, sino que acá todo tiene un ritmo natural, casi cercano al cotidiano donde pareciera no suceder nada que irrumpe, sino que cada situación permite un paso a la siguiente sin sobresaltos. Lo que sí es que puede uno llegar a encontrar al finalizar la lectura la peripecia, más bien entendida como aquel momento de no retorno quela pareja pudo haber evitado.

Y la focalización que hace el autor respecto a la historia, creo, hace parte de esta construcción sugeridora que no concluye y que más bien permite esa tarea al lector de posible cierre, con lo cual la sensación se hace mucho más intensa, en tanto que hay una situación con varios elementos los cuales parecen conducir a algo, pero por el mismo método alusivo produce un extrañamiento basado en la intriga que no concluye.

Al final de esta historia entre la ambigüedad, entre lo posible o ficcional, casi onírico, y entre lo causal buscado y lo causal accidental, esta historia conduce al lector a superarse, tal vez para permitirle llegar a entender que no todo está dicho, que la vida se puede condensar en tres páginas, y que el amor a veces supera el deseo, sobre todo cuando ese deseo no está expuesto, sino que subyace a la vista de todos. Pero donde todo puede apuntar a ser algo, o no.

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