Señor Alberto Roseti.
De acuerdo a la carta que me hizo llegar, me permitiré contestarle de tal modo, en que pueda más que responder, poder dejar claros ciertos puntos que usted ha tocado. Seguido a eso intentar entender o preguntarnos mutuamente como participes de una misma sociedad, cuáles son las posibles causas del origen de la delincuencia, narcotráfico y demás.
Sabemos que este país tuvo grandes olas inmigratorias. Éstas permitieron cambios sociales, políticos y económicos importantes, respecto a la dirección que tenía el país previamente. Ahora no hay que desconocer que siempre en toda la historia la delincuencia y los asesinatos han estado presentes en nuestra sociedad. Usted afirma que proviene de ascendentes italianos. Recuerde que no todos los que venían, encontraban trabajo, o simplemente no lo buscaban. También el inmigrante europeo robaba y mataba. Esto hay que reconocerlo, pues es natural a las sociedades en que vivimos. Tanto la de nuestros abuelos, como las actuales.
Me da a entender desde un lugar idealizado al europeo, como hombre trabajador y honrado, pero le hago una contra pregunta: ¿acaso los que colonizaron estas tierras no eran españoles? Pasados los años se les llamó criollos; pero de ascendencia española. Recuerde señor Alberto que los africanos valían su peso en oro, por la implicación que tenían en la fuerza laboral. ¿Acaso no considera que podían ser excelentes trabajadores? Según estadísticas de mediados del siglo veinte, la mitad de la población era inmigrante o sus descendientes y la otra era criolla. Ahora hoy día considerados argentinos todos, como si fueran nada más que españoles e italianos, olvidando al criollo.
Así termina expresándome, que el argentino terminó siendo víctima del paraguayo, peruano, chileno o boliviano. ¿No considera usted que es un prejuicio y un acto xenófobo; que apela a un inconsciente colectivo sobre estas nacionalidades? Según el planteo que me hace, ellos son por naturaleza, o socialmente constituidos como asesinos o lacras, pues solo logran constituir socialmente delincuencia. Entiendo su postura, pero no solo hay criminales de estas nacionalidades, sino también uruguayos, brasileros, venezolanos, colombianos, mexicanos. Lo que usted tampoco sabe es que estos son una porción menor respecto a la cantidad de argentinos.
Es verdad que ellos viven en villas, que poseen los artículos de ‘lujo’ mencionados por usted, pero estos barrios son habitados igualmente por argentinos que viven en las mismas condiciones y bajo las mismas internas que se desarrollan. Cabe anotar que no todos los que viven allí roban o matan. Hay gente trabajadora, honesta, que si tuviera mejores oportunidades y estuviera en una sociedad más inclusiva, menos prejuiciosa y mezquina, esta sería otra Argentina. Hay que salir un poco más a la calle, preguntar a la gente y verá que hay peruanos, bolivianos o paraguayos que han logrado superarse socialmente. Hay odontólogos, médicos, enfermeros, cirujanos, economistas, abogados, arquitectos, empresarios.
Ahora la delincuencia, los asesinatos y el narcotráfico son un problema de todas las ciudades del mundo. En la argentina del siglo XXI, coexisten estas en un sistema criminal, que parece no solo cruzar las fronteras sino reproducirse en el corazón mismo de nuestra sociedad. Es una dolorosa realidad ver la cantidad de droga que circula por nuestras calles, la cantidad de neo adictos que hay año tras año y lo que implica el sostenimiento de este sistema o economía. El flagelo de las drogas toca todas las escalas de las sociedades actuales. Desde el que recicla cartón hasta el que firma los pactos de libre comercio. Tristemente, pero es la realidad. Acaso ¿es víctima o culpable aquel que consume? Puesto que el consumo promueve el mercado, ¿no?
Concuerdo con lo que afirma, en que cada sociedad que reciba inmigrantes, éstos deben cumplir con requisitos y obligaciones. Pero para ello considero pertinente, tener un estado consecuente con los ideales de autoridad. No soy quien para determinar si deben ser deportados. Tal vez deba eso decidirse colectivamente. Pero ¿qué hacer con un sistema judicial endeble, con uno policial corrupto y desviado, con un estado politiquero e indiferente y con una sociedad prejuiciosa, solapada y escapista de sí misma? Creo que el racismo no solo está en una acción de deportar o no, sino también en la razón e ideas de las personas. Esto puede verse día a día y en cosas simples y cotidianas. ¿Por que cuando buscan a un ladrón en el subte, no requisan a todo el mundo?, y sí a los de tez morena, de estatura mediana, y de contextura ancha, características similares a las de los pobladores del norte y a los ciudadanos provenientes del Perú o Bolivia. ¿Por qué no empezar por la casa rosada o el parlamento, sus viviendas y cuentas bancarias? Pero sin descuidar a todos aquellos que sin importar su lugar de nacimiento, estén cometiendo delitos. Si queremos una sociedad justa y equitativa, debe serlo hasta con la norma y su aplicación.
Claramente agradezco su interés, y preocupación, lo que da cuenta de su compromiso. Habría que analizar aquellos prejuicios que los medios promueven y que uno como ciudadano del común, por miedo y desconocimiento, compra como última posibilidad de respuesta a las problemáticas de nuestro país.
Atte:
Director de la escuela Secundaria
Javier Sánchez Apumayta
Dni 94 135 668
perdon la demora. los parciales me tienen en 'otra'.
ResponderEliminarHola Guillermo,
ResponderEliminarMe gusta mucho esta parte del texto: "¿qué hacer con un sistema judicial endeble, con uno policial corrupto y desviado, con un estado politiquero e indiferente y con una sociedad prejuiciosa, solapada y escapista de sí misma? Creo que el racismo no solo está en una acción de deportar o no, sino también en la razón e ideas de las personas. Esto puede verse día a día y en cosas simples y cotidianas. ¿Por que cuando buscan a un ladrón en el subte, no requisan a todo el mundo?, y sí a los de tez morena, de estatura mediana, y de contextura ancha, características similares a las de los pobladores del norte y a los ciudadanos provenientes del Perú o Bolivia. ¿Por qué no empezar por la casa rosada o el parlamento, sus viviendas y cuentas bancarias? Pero sin descuidar a todos aquellos que sin importar su lugar de nacimiento, estén cometiendo delitos. Si queremos una sociedad justa y equitativa, debe serlo hasta con la norma y su aplicación."
Me parece bien direccionado el planteo. Algunos de los argumentos anteriores no me resultaron del todo claros, quizás porque faltaría desarrollarlos o ampliarlos un poco más.Podrías leerle el texto a algún compañero o amigo, a ver si también observa lo mismo y te puede ayudar a ver qué puntos podrían trabajarse mejor.
Saludos,
Emilia