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lunes, 27 de septiembre de 2010

Señor Alberto Roseti. (reescritura)


Señor Alberto Roseti.

De acuerdo a la carta que me hizo llegar, me permitiré contestarle de tal modo, en que pueda más que responder, poder dejar claros ciertos puntos que usted ha tocado. Seguido a eso intentar entender o preguntarnos mutuamente como participes de una misma sociedad, cuáles son las posibles causas del origen de la delincuencia, narcotráfico y demás.

Sabemos que este país tuvo grandes olas inmigratorias. Éstas permitieron cambios sociales, políticos y económicos importantes, respecto a la dirección que tenía el país previamente. Ahora no hay que desconocer que siempre en toda la historia la delincuencia y los asesinatos han estado presentes en nuestra sociedad. Usted afirma que proviene de ascendentes italianos. Recuerde que no todos los que venían, encontraban trabajo, o simplemente no lo buscaban. También el inmigrante europeo robaba y mataba. Esto hay que reconocerlo, pues es natural a las sociedades en que vivimos. Tanto las de nuestros abuelos, como las actuales.

Me da a entender desde un lugar idealizado al europeo, como hombre trabajador y honrado, pero le hago una contra pregunta: ¿acaso los que colonizaron estas tierras no eran españoles? Pasados los años se les llamó criollos; pero de ascendencia española, ¿no?. Recuerde señor Alberto que los africanos valían su peso en oro, por la implicación que tenían en la fuerza laboral. ¿Acaso no considera que podían ser excelentes trabajadores? Según estadísticas de mediados del siglo veinte, la mitad de la población era inmigrante o sus descendientes y la otra era criolla. Y hasta donde se hoy día esta desvirtuada la idea de que un color, u origen determinen si trabajan (por constitución natural) mejor o peor. Ahora, hoy día considerados argentinos todos, como si fueran nada más que españoles e italianos, olvidando al criollo, e incluso al negro (por inverosímil que sea, no TODOS lograron ser asesinados (por los que venían recientemente de Europa), así en la escuela nos toque decir que así fue. Entonces, considero pertinente aclararle que tanto el negro, el originario y el inmigrante, pueden o no delinquir; cuestión que más puede concernir a crianza (y/o experiencia de vida), problemas socioeconómicos tanto individuales como grupales, que interceden en el comportamiento del sujeto.

Luego me expresa, que el argentino terminó siendo víctima del paraguayo, peruano, chileno o boliviano. ¿No considera que es un prejuicio y un acto xenófobo; que apela a un inconsciente colectivo sobre estas nacionalidades?  De este modo antepone una superioridad creada colectivamente, ¿no le parece grotezco, y guardando las diferencias, sería el mismo principio con el que se efectuó el ‘magnicidio del “desierto” ’?Según el planteo que hace, ellos son por naturaleza, o socialmente constituidos como asesinos o lacras, señalados indirectamente por usted como ‘parias’, pues solo logran constituir socialmente delincuencia y destrucción. Entiendo su postura, pero no solo hay criminales de estas nacionalidades, sino también uruguayos, brasileros, venezolanos, colombianos, mexicanos, ecuatorianos entre otros. Lo que usted tampoco sabe es que estos (incluyendo a los peruanos, chilenos, bolivianos y paraguayos) son una porción menor respecto a la cantidad de argentinos, que violan, asesinan, trafican, y porque no y perdóneme la expresión ‘COIMEAN’ a diestra y siniestra. Debe usted abrir un poco más la mirada e intentar ser en lo posible objetivo, dejando de lado la visión de los noticieros y preguntarse a sí mismo: ¿Qué genera el delito? 

Es verdad que ellos viven en villas, que poseen los artículos de ‘lujo’ mencionados por usted, pero estos barrios son habitados igualmente por argentinos que viven en las mismas condiciones y bajo las mismas leyes internas en que se desarrollan estos lugares. Cabe anotar que no todos los que viven allí roban o matan. Hay gente trabajadora, honesta, que si tuviera mejores oportunidades y estuviera en una sociedad más inclusiva, menos prejuiciosa y mezquina, esta sería otra Argentina. Hay que salir un poco más a la calle, preguntar a la gente y verá que hay peruanos, bolivianos o paraguayos que han logrado superarse socialmente, puesto que hay odontólogos, médicos, enfermeros, cirujanos, economistas, abogados, arquitectos, empresarios. Tal vez de este modo podríamos llegar a mirarnos como sociedad y ver nuestros vicios y adicciones que culturalmente tenemos y reproducimos. De esta manera empezar a reconocernos y poder ver que es lo que cada uno hace, que colectiva y concordantemente hacemos para que tengamos los problemas que padecemos. Es decir que se puede afirmar que somos las victimas de nuestro propio invento.

La delincuencia, los asesinatos y el narcotráfico son un problema de todas las ciudades del mundo. En la argentina del siglo XXI, coexisten estas en un sistema criminal, que parece no solo cruzar las fronteras sino reproducirse en el corazón mismo de nuestra sociedad. Es una dolorosa realidad ver la cantidad de droga que circula por nuestras calles, la cantidad de neo adictos que hay año tras año y lo que implica el funcionamiento de este sistema o economía.  El flagelo de las drogas toca todas las escalas de las sociedades actuales. Desde el que recicla cartón hasta el que firma los pactos de libre comercio. Tristemente, pero es la realidad. Acaso ¿es víctima o culpable aquel que consume? Puesto que el consumo promueve el mercado, ¿no? Hace poco salió un estudio difundido por la ONU en donde se expone que el consumo de drogas duras como la cocaína, han aumentado de manera estrepitosa en nuestro país, alcanzando por muy cerca al de los estados unidos. ¿Por qué pensar que siempre somos las victimas?

Creo personalmente que el narcotráfico se debe más bien a una condición socioeconómica y por una cuestión coyuntural. Es decir, algunos de los habitantes de éstos barrios pueden terminar delinquiendo por falta de oportunidades o ya sea por convicción personal. Dentro de las cosas que no concuerdo con usted, es que no hay que tachar a nadie, piense que ellos salieron de su lugar de origen por falta de trabajo, es decir por pura necesidad. Consideraron la Argentina como la gran posibilidad para prosperar y superarse. Un trabajo, techo y educación dignos, ser parte de este, nada más. ¿No le recuerda a sus abuelos o nonos?

Concuerdo con lo que afirma, en que cada sociedad que reciba inmigrantes, éstos deben cumplir con requisitos y obligaciones. Pero para ello considero pertinente, tener un estado consecuente con los ideales de autoridad, en plena aplicación de los mismos. No soy quien para determinar si deben ser deportados. Tal vez deba eso decidirse colectivamente. Pero ¿qué hacer con un sistema judicial endeble, con uno policial corrupto y desviado, con un estado politiquero e indiferente y con una sociedad prejuiciosa, solapada y escapista de sí misma? Creo que el racismo no solo está en una acción de deportar o no, sino también en la razón e ideas de las personas. Esto puede verse día a día y en cosas simples y cotidianas. ¿Por que cuando buscan a un ladrón en el subte, no requisan a todo el mundo?, y sí a los de tez morena, de estatura mediana, y de contextura ancha, características similares a las de los pobladores del norte y a los ciudadanos provenientes del Perú o Bolivia. ¿Por qué no empezar por la casa rosada o el parlamento, sus viviendas y cuentas bancarias, o a aquellos sujetos que no pagan los impuestos? Creo más bien que la ley y derechos deben aplicarse a todos sin importar su lugar de nacimiento. Si queremos una sociedad justa y equitativa, debe serlo hasta con la norma y su aplicación.

Claramente agradezco su interés, y preocupación, lo que da cuenta de su compromiso. Habría que analizar aquellos  prejuicios que los medios promueven y que uno como ciudadano del común, por miedo y desconocimiento, compra como última posibilidad de respuesta a las problemáticas de nuestro país.

Atte:
Director de la escuela Secundaria
Javier Sánchez Apumayta
Dni  94 135 668

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