La educación pública.
A uno lo único que le queda al final, en esta vida es la educación.
Cuando esta tierra aún pertenecía al reino español, no se consideraba la idea de la institucionalidad sino de un centro de producción y explotación, para su posterior transporte a Europa y el mundo. Conforme pasaron los años, los hijos de esclavistas, los del ejército real, y los de los propios esclavos, fueron aumentando el nivel poblacional y con ello el tamaño de las ciudades, sus consecuentes problemas y necesidades. Entre estas estuvo el instruirse, pasó Europa a ser la imagen más alta para ir a ‘importar’ conocimiento y saberes. Con ello la necesidad de reproducirla, así fuere a unos pocos.
Actualmente tenemos (los más jóvenes) una noción recortada sobre la importancia de educarnos. Pasamos durante toda nuestra primera etapa de vida llenando gavetas con multiplicidad de datos e informaciones, que por lo general han sido, con el paso de los años dadas inconexamente. De este modo no ha habido una concientización sobre el por qué y para qué de aprender, del conocer o descubrir. A jugado potentemente el papel de máquina adoctrinadora, más no el de educadora. “La educación tal como ella existe en la actualidad, reprime el pensamiento, transmite datos, conocimientos saberes y resultados de procesos que otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar. A ello se debe que el estudiante adquiere un respeto por el maestro y la educación que procede simplemente de la intimidación. Por eso el maestro con frecuencia subraya: ‘usted no sabe nada’; ‘Todavía no hemos llegado a ese punto’; ‘ eso lo entenderá o se verá más adelante o el año entrante, mientras tanto tome nota’, etc” Pág. 15 Estanislao Zuleta, Educación y Democracia, 1995.
Ahora bien; si se hace una pausa y se mira que sucede cuando se aprende algo nuevo. Pero no simplemente ‘algo nuevo’, sino descubrir, hacer ‘clic’ con algún conocimiento o idea que lo que permite es abrir y no cerrar, puesto que no da respuestas, sino que abre puertas, generando así dudas y nuevos caminos por los que andar: nos hace pensar, realizar procesos por nuestra propia cuenta. Alguna vez un profesor del CBC dijo: está comprobado que en los países donde hay altos niveles de escolaridad tanto media como universitaria, los niveles de delincuencia son menores, respecto a aquellos que su nivel de estudiantes es menor.
Hoy día bajo las leyes del mercado y las del no mercado, o se tiene la capacidad mercantil como para tener autonomía económica, o se vive en su propia tierra autoabasteciéndose de alimentos y con el trueque, o se trabaja para otro (exceptúo a los ladrones, estafadores y demás). De este modo y por el alto grado de especialización en que vivimos hoy día, es casi imprescindible haber realizado estudios superiores y por qué no, especializaciones o incluso doctorados. Entonces el sujeto está condicionado para trabajar en tanto su nivel de conocimientos; por lo que el conocer, descubrir e investigar, pasa de ser elecciones, a requisitos.
Ahora no se trata de hacer apologías a las necesidades del mercado so pena del aprendizaje y la educación, pero dadas las condiciones es ineludible, guste o no, mencionarlo.
Retomando el eje, la importancia de la educación ha significado una de las piedras angulares del desarrollo económico y social de un país. De esta manera es visible como los países mal llamados de primer mundo, invierten tanto en la educación y su calidad. Y no pensándola como un gasto, un accesorio o una pérdida de tiempo. Esto sería un retroceso y casi que una metamorfosis a la idiotez. Las culturas originarias que aún subsisten en el mundo, y que no poseen el desarrollo de la escritura, pueden demostrar que día a día los sujetos están en constante aprendizaje, puesto que los hombres a través de la oralidad, confieren en los saberes, los procesos de ‘el mejor camino’ para existir. Viéndolo de este modo, la educación hace lo mismo, pues nos muestra como ser ciudadanos, pero a su vez arquitectos, médicos, artistas, etc.
La educación es un modo para adentrarse en sí mismos y así en nuestra comunidad. Pero a demás, con la intención de que sea de la mejor manera posible.
La educación pública es inclusiva, abierta teniendo como objetivo hacerla accesible a toda la población; contrariamente a las universidades privadas, donde los capitales y religiosos buscan rentabilidad y el direccionamiento (de conciencia) social por sobre los intereses del statu quo. Es decir, no son pensadas como inversión social, ni como un derecho fundamental.
“Que mejor revolución que la educación”
¿es justo pensarla privada? Y privar a la sociedad de ella?